Logo CCOO

18

may 2016

Banderas del 15M

18 de Mayo de 2016. Luis Maria Gonzalez Fernandez

Han pasado cinco años desde que la Puerta del Sol se constituyó en un multitudinario campamento de debate, agitación y denuncia del deterioro institucional de la democracia. Un activismo social que contó con una amplia participación de la ciudadanía, a partir de una crónica despiadada contra el discurso político del momento. Nadie escapó, salvo sus promotores, al “No nos representan”. La casta, el régimen, las élites, simbolizaron la corrupción del sistema. Allí empezó todo y aquello se conoció como el principio de la nueva política. Por primera vez en decenios, juventud diversa y en menor medida otros colectivos, salieron a la calle para cuestionar el entramado institucional y partidario, animados por lo que vino en llamarse la repolitización de la gente. Algunos afirman que allí nació Podemos.

No sería desmesurado advertir que las cosas han cambiado sustancialmente, a partir de aquella primavera de movilización ciudadana. Una movilización distinta, con ideas distintas y medios de comunicación distintos. Fue la confirmación de las redes sociales como instrumentos de agitación y propaganda, amplificados por los medios de comunicación de masas. Televisiones y radios se pusieron al frente de la convocatoria para convertir en viral cuanto rodeó a la acampada de Sol. No fue solo la información. Irrumpió una improvisada opinión de voces y plumas que santificaban desde las ondas y las columnas escritas aquella fiesta de la revolución anticasta. Reconocidos profesionales del ‘socialismo informativo’ abrazaron la causa del 15M, con el mismo entusiasmo que defendieron el liberalismo del PSOE. La coherencia es lo de menos. Lo importante era no perderse la función.

Las movilizaciones amainaron, como era de prever; las elecciones se sucedieron, como manda la democracia; y los cambios no tardaron en llegar. Nuevos partidos, nuevo mapa político, nueva responsabilidad institucional. A parlamentos y corporaciones locales llegaron algunos de los portavoces de Sol. Y entonces, la indignación se vistió de gala y las instituciones volvieron a representarnos. Llegaron aires de cambio y de esperanza para millones de personas. Podemos y las confluencias rompieron el mapa político y electoral e iniciaron un acelerado curso de acción institucional. El Congreso de los Diputados fue testigo de excepción y las negociaciones para conformar nuevo gobierno tras el 20D, su primera prueba de fuego. Lo cierto es que dicha prueba no fue superada. El PP se escondió, el PSOE asumió la máxima responsabilidad con más coraje que talento, Ciudadanos jugó a ser reina madre y agente doble, y Podemos dejó la nueva política para más tarde y reivindicó la vieja escuela de la agitprop. Conclusión: cuatro meses perdidos y nuevas elecciones el 26 de junio.

El 15M duda ahora de los suyos. En la concentración para celebrar el 5º aniversario en la Puerta del Sol volvieron a cuestionarlo todo. También a Podemos. Sobre el papel, podría hablarse de coherencia. Yo no estoy de acuerdo. La política en democracia sigue siendo la mejor herramienta para mejorar la vida de la gente. La izquierda la necesita como agua de mayo. Y si se hace tabla rasa, corremos el riesgo de que la revolución de los hambrientos acabe en una panadería. A la derecha el 15M no le produjo ni un rasguño. A la izquierda la troceó. Para evitar que el pensamiento conservador se vuelva a ir de rositas debemos cambiar de brocha y empezar a construir gobierno y democracia con un poco de finura. No vaya a ser que la retórica de las palabras vuelva a arrojarnos al foso gubernamental de la derecha más cutre.

Luis María González

Últimas entradas